miércoles, 7 de noviembre de 2007

-cap. 1 : parte 2

Cuando nos montamos en el avión era ya mediodia y el sol parecía un bombillo de cafetería usado para calentar empanadillas. Esa mañana decidí no ponerme bloqueador solar y en cuestión de minutos mientras empacaba, sentía como mi piel se tostaba como cuerito de lechón en navidades. Un "te lo dije" de parte de las chicas y un "por hacerte el más brabucón" de Ignacio hacían coro a los latigazos del sol que castigaban mi torso como sino hubiera mañana.


A mitad de vuelo y entre medio de chistes y relajos Ignacio comenzó a llamar a la torre de control del aereopuerto de Isla Grande, pero no recibía respuesta. Me di cuenta que algo andaba mal cuando su cara se volvió seria y dejo de reirse con nosotros que andabamos jugando una versión de "Pictionary" usando como pizarra la barriga de Lily, novia de Ignacio.


Me senté a su lado para tratar de ayudar y el resto del grupo comenzó a guardar silencio mientras veían que algo parecía andar mal. Ignacio cambiaba de frecuencia y utilizaba código que no recuerdo para dirigirse a los controladores de tráfico aéreo del pequeño aereopuerto de isla Grande. Entonces cambió y trató de comunicarse con la torre de control del aereopuerto internacional Luis Muñoz Marín. En ese momento fue cuando nos asustamos más aun. Una grabación se repetía una y otra vez. Todavía la recuerdo como si la hubiese escuchado ayer.


"La zona aérea de la isla de Puerto Rico y áreas limítrofes de este territorio americano estan temporeramente cerradas. Esta prohibido el volar por la encima de la zona terrestre y a cien metros a vuelta redonda. Esto es por orden marcial del Gobierno de los Estados Unidos. Manténagse alejado."


Por supuesto que no creiamos lo que estabamos escuchando. Este tipo de cosas suele pasar en películas tontas de misterio, pero no en la vida real. Y si fuera a pasar no en nuestra isla. Somos americanos, la potencia mundial más importante, o eso nos programan día tras día. Como va a pasar tal cosa en nuestro suelo? Eso pasa en paises sub desarrollados pero no en nuestro terruño.


La cara de asombro y preocupación fue cambiada por ansiedad una vez nos dimos cuenta que no teniamos suficiente combustible para ir nisiquiera a St. Thomas. Teniamos que tomar una decisión y era ya. El avión era acuático asi que podiamos aterrizar en el agua y a Migue se le ocurrió que podiamos aterrizar cerca de la casa de playa de sus padres en Rio Grande, al noreste de la isla.

Nos miramos seriamente los seis por un momento y asentimos a bajar. No sabiamos que más hacer. Nadie contestaba la radio, no teniamos gasolina y ese mensaje del gobierno nos daba el mayor susto de todos. No sabiamos si estabamos tomando la decisión correcta, pero fue la que tomamos y tendriamos que enfrentar las consecuencias. Fueran las que fueran.

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